Con la llegada del verano, lo que apetece es algo refrescante. Desconectarse un poco de las tristes noticias y tirarse panza arriba a leer a la sombra. Eso, eso, tumbarse a la sombra – dice Bardita levantando la gaita. Está echada en una de sus muchas camas mordisqueando un juguete – Pero Barda, cariño, – tú no necesitas que sea verano para tirarte a la sombra. Ya, lo que pasa es que te da envidia – dice – yo soy feliz todo el año.
Esta perrita casi siempre tiene razón. De todos modos yo también soy de las que intenta disfrutar de la vida cuando me dejan, no siempre lo consigo, pero no será por falta de entusiasmo. Hoy, por ejemplo, para celebrar la llegada del verano tengo intención de salir a tapear por mi pueblo. Luego – oigo una vocecita maliciosa a mi espalda – dirás que tienes barriga. Ay, pequeña – le respondo – prefiero tener barriga que infelicidad suprema.
Con barriga o sin ella, me he asomado al blog para ofreceros la lectura de estos tres microrrelatos. Ah, – exclama Bardita – ¿los del concurso ese que no has ganado? – Me agacho y planto mi cara frente a su negra trufa: ¿tú no querías cenar pescado esta noche?. Se encoge y disimula, poniendo una estudiada cara de pena mientras vuelve a mordisquear su juguete. De todos modos, otra vez tiene razón, los concursos literarios y yo no nos hemos cogido el punto. Menos mal que en eso soy muy deportiva. Lo importante es participar, además no puedo evitarlo, los desafíos me motivan mucho y escribir un relato del tamaño de un tuit, lo es. Aquí van, para que no se pierdan en la marea tuitera. El tema era la crisis.
La guillotina goteaba sangre y los banqueros pedían clemencia. Solo despertó al oír la llamada de los que iban a desahuciarle.
Tan generoso como siempre, Roco dejó al amo comer de su pienso. Menos mal que ya faltaba poco para llegar a fin de mes.
El broker sorteó la patética fila de desempleados. Idiotas, pensó. Su boca se torció en una sonrisa y aceleró. El yate esperaba.
Como lectora, el cuento es uno de mis géneros favoritos y su escritura es una ingeniería desafiante. Creo que voy a pasar los próximos meses releyendo a mis cuentistas favoritos: Cortázar, Monzó, Bradbury, Carver, Rivas, Chejov… apilaré los libros en la mesilla y cada noche picotearé como de una bandeja de frutas.
Si alguien quiere sugerirme algún buen cuentista, tomaré nota encantada. Feliz inicio de verano.