A veces me planteo dejar de escribir. Es un arrebato que no aguanta en pie ni un minuto: las pasiones bien arraigadas no salen ni con espátula. Afortunadamente. Siempre me pregunto qué haría si no pudiera escribir. Escribir, leer, ver cine, pintar, hacer música, teatro son actividades que nos convierten por arte de birlibirloque en humanos que se elevan hacia las estrellas. Debe ser triste correr todo el día de un lado a otro y no tener un momento para la cultura. Para explorarse como ser humano. Compadezco a esos que sólo piensan en amasar dinero y fardar de cochazos y bolsos de marca. Pobre gente de corazón vacío.
-Pues en esta casa el corazón lo debemos tener a tope porque tus bolsos parecen de mercadillo- dice Bardita que está tumbada en el suelo frente a mí. -No te metas con mis bolsos a ver si vamos a tener un disgusto,- la amenazo con el dedo -están nuestras economías para pocos derroches-. -Casi prefiero que te metas un poco con el PP- dice mi perra agachando la cabeza -el papel de llorona no te va mucho-. -Ay, ay, no me hables del PP que cada vez se les ve más la metralleta debajo del abrigo-.
¡Qué gentuza!, qué habilidad tienen para cargarse a los jueces que destapan la olla de sus potajes mafiosos. En fin, menos mal que a este gobierno le queda un cuarto de hora. O eso espero. La gente anda tan cabreada que hasta incrusta coches explosivos en su sede. Normal. Demasiada paciencia está mostrando el ciudadano español. Pronto tendremos la oportunidad de dejarles un mensaje claro en las urnas. Mientras tanto, seguiremos peleando cada uno desde nuestro rincón. Eso sí, la mordaza que se la pongan ellos, que se les ve la vena franquista hasta con bufanda.
Yo pienso seguir bombardeando el mundo con el arma más poderosa: la palabra. Tal vez el año que llega nos traiga alguna alegría, el número es bien bonito: 2015, tanto que dan ganas de cantar. Desde luego, yo voy a hacerlo: cantar. Además, que a nadie se le ocurra perder la esperanza. El pensamiento es libre y puede pintarse del color deseado. Espero que sepamos elegir bien. A veces un buen tono mental pone en marcha la varita mágica que nos lleva a conquistar nuestros sueños. No hay nada como soñar y tener ilusiones. Para mí una de las más hermosas del diccionario es la palabra “ilusión”. No hay duda, sin doña ilusión todo se desmorona, el gris se vuelve sólido, definitivo y nos abduce la tristeza. -A mí lo que me ilusiona de verdad- dice Bardita subiendo de un salto al sillón y acomodándose para echar una siesta -es dormirme a tu lado y soñar que voy de caza- bosteza, cierra los ojos y en el tiempo que dura un parpadeo está dormida como un lirón. Cada día veo más claro que los perros saben disfrutar como nadie de los placeres sencillos.
Queridos lectores os deseo lo mejor en estas fiestas. Que os toque un pellizco en la lotería, que disfrutéis de los vuestros y que no comáis como gorrinos. Luego todo se paga. Y si, como yo, no le encontráis la gracia a todo este exceso navideño, tomadlo con calma. Ya sabéis que el universo nos hizo un regalo impagable: no hay mal que cien años dure.
Felices borracheras.
Todo lo mejor para ti Esther, para ti que sabes lo que es justicia y tener corazón. Se escribirá siempre, aunque a veces no entendamos nada. Por cierto, me gustaría comprar ese libro de cuentos que trajiste a la presentación, el que no editaste con Amarante. El de lucecita y el cuento ese que leí de refilón en el bar sobre » Si yo fuera mujer», dónde puedo compralos? Que tengas una acogedora Navidad, a pesar de que sepamos que también es muy injusta, para los que no tienen nada.
Gracias, Emma, preciosa, te deseo lo mejor para estos días, como dices, tristes para muchos, demasiados, diría yo. El libro se puede comprar en La casa del libro, pero si no lo encuentras, dímelo, quedamos para una cañita y resuelto.
Gracias Esther, me hará mucha ilusión buscar tu libro. Tengo ganas de leerlo bien y te haré publicidad. Un beso