Hace días que mi querida Bardita se fue y apenas puedo asomarme al abismo de su ausencia. Escribo sobre su pérdida porque no sé hacer otra cosa y ni eso sé hacer en este momento. Aún no he podido quitar sus camitas ni su bebedero, tal vez ese lado mío tan infantil espera que regrese subida en alguna nube, no sería de extrañar, ella era tan especial y mágica que cualquier cosa sería posible. Aún oigo sus patitas recorriendo el pasillo y veo sus ojos negros asomándose al estudio para comprobar si ya es la hora de salir. Mientras escribo, la imagino a mi espalda tumbada en su cama, mordisqueando su pelota favorita. Mi querido bebé. Cuánto te echo de menos. Cuánto voy a añorar nuestros paseos y nuestras fingidas conversaciones sobre el avance del mundo que no deja de avanzar, un pasito para adelante y un pasito para atrás.
Querido peluche, el ser más noble que ha visitado esta tierra. Han sido tantos años de amor y compañía, que ya no sé cómo vivir los días.
Ahora tendré que inventarme una vida sin ti.
Lo siento mucho Esther😥un abrazo grande! Ánimo 💪
Muchas gracias