Como parece que el mundo ha decidido no terminarse, Bardita y yo llevamos días celebrándolo. Con lo que a mí me va la juerga, en cuanto me dan una excusa me doy a la cerveza. Así que en estas fiestas me ha crecido la barriga una barbaridad. El otro día pasé tanta vergüenza que no quiero ni recordarlo. Un señor muy entrado en años se levantó en el metro para cederme su asiento. Llevaba un par de estaciones mirándome la barriga con ciertas dudas, hasta que, para mi bochorno, me ofreció su sitio. Me puse roja como un pimiento y me senté, más que nada para no quitarle al hombre la ilusión. Aquel día me había levantado optimista, de modo que opté por ver el lado positivo. Si aun parezco estar en edad de procrear, la cosa no va tan mal. Aun podría ligar. Pero estas fiestas lo único que he ligado ha sido un buen constipado. No sé si era faringitis o un catarro o vaya usted a saber el qué. No he ido al médico. Así voy practicando la auto curación para cuando nos impongan el copago y el repago y la madre que lo parió. No vaya a ser que no me llegue con los pingües beneficios de mis letras. Dejo que las risas las ponga el lector.
Sarcasmos aparte, como decía, he pasado una parte de las fiestas en el sillón, tapada con una manta. A Bardita esas cosas le encantan. Se acurruca entre mis piernas y se dispone a gozar de la vida, que son dos días. Hemos visto muchas películas. En estas ocasiones me gusta desempolvar viejas glorias. Rebeca, La guerra de las galaxias o la saga de Indiana Jones. Bette Davis y Katharine Hepburn se pasean por mi salón regalándome buenos momentos. Al cine, sin embargo, no he podido ir. Ya me han preguntado más de una vez si he visto El Hobbit. La respuesta es: no, y no pienso ir a verla. Tampoco he visto ni pienso ver El Señor de los Anillos. Soy contraria a que la literatura fantástica se lleve al cine. Creo que la fantasía debe quedarse en el papel para que la imaginación del lector pueda darle la forma que desee. A mí me molesta que le pongan la cara de un actor a un personaje que yo puedo dibujar en mi mente. Me atrevería a decir que si Tolkien levantara la cabeza no estaría muy contento. Y que conste que no pongo en duda la calidad de las versiones cinematográficas. Pero a mí que no me no me llamen para llevar “La orilla de las quimeras” al cine porque me voy a negar. Que no, Peter Jackson, no insistas. ¿Ni por dinero? Pregunta Bardita que acaba de despertar de una de sus siestas. No, orejitas, ni por dinero. Mira que el pollo se está poniendo por las nubes…, dice. Hace mucho que asumí que he elegido como oficio uno de los más ruinosos. Escribir es una de las múltiples maneras de morirse de hambre en este país. ¡Qué le vamos a hacer! En mi próxima reencarnación me engancharé a otros vicios. De momento seguiré empeñada en colocar las palabras en el orden adecuado. Seguiré buscando las frases necesarias para que los sueños tengan una pista de despegue.
Barda, Bardita, sigue mis razonamientos sin rechistar. Pero cuando el silencio se hace en mi estudio, saca a relucir cosas que tenemos pendientes. Todavía no me has contado nada sobre eso de los nacionalismos, dice. Sus palabras me desinflan y creo que a mi rostro ha asomado un gesto de amargura. Bardita, cariño, es que me da una pereza… Debo aclarar que este año me he propuesto no pillarme tantos calentones por razones socio-políticas. Da todo tanta vergüenza que no hay por dónde cogerlo. A ver si los Reyes Magos leen mi carta. Les he pedido que tiren toneladas de carbón sobre el Congreso de los Diputados y el Senado. Aunque ya veremos si me hacen caso, como saben que soy republicana… Me hagan caso o no, este año voy a relajarme un poco. Barda me mira con sus enormes ojos y parece decirme: bueno, y de lo mío qué. Bardita, este año me lo tomaré con más calma. Saldré a manifestarme. Me declararé insumisa en todo lo que pueda. Firmaré peticiones. Me tiraré a la calle siempre que haga falta. Pero no voy a permitir que estos chacales indecentes me destrocen el bazo a base ataques de mala leche. ¿Te van a destrozar un brazo? Mi perrita no sale de su asombro. No Bardita, he dicho el bazo, no el brazo. ¿Y eso qué es?, pregunta. Pues es una cosa que no sé muy bien dónde está, pero parece que recoge todos nuestros malos humores. Bardita gira sobre sí misma tratando de mirarse el rabo. Creo que está buscándose el bazo.
Lo del bazo me lo dijo un homeópata hace años. Se me habían torcido los dedos de las manos y cuando mi caso fue desestimado por la medicina tradicional, me asomé a la medicina alternativa. Sentía yo una cierta curiosidad por saber qué había provocado aquello y no me iba a quedar tranquila hasta averiguarlo. El tema es que aquel caballero me explicó, según su sapiencia homeopática, por qué se me me habían torcido los dedos: Había ocurrido por no soltarle a tiempo a mi ex las cuatro frescas que merecía. Aquello me pareció muy razonable y salí de su consulta tan contenta. Desde entonces no me callo nada. Oye, pues me va de maravilla. Hago algún enemigo de vez en cuando, pero en general, mi vida ha mejorado, y desde entonces, en mi cuerpo todo sigue tiesecito y en su lugar. Pero últimamente lo de este país me supera. Como no puedo ir al Parlamento a soltarles las frescas a nuestros diputados, he decidido retomar la relajación y quien se asome por mi casa me volverá a ver en la postura del loto. No vaya a ser que de tanta mala leche se me tuerza el alma. Entonces, insiste Bardita, que es tenaz como todos los de su raza, me voy a quedar con las ganas de que me cuentes lo de los nacionalismos, ¿no?. A ver, Bardita, estiro la espalda y trato de concentrarme. Te haré un resumen. Yo soy medio anarquista y ciudadana del mundo. Nunca he entendido los sentimientos patrioteros ni nacionalistas. Me parecen otro invento de los poderosos para manteneros enfrentados a unos contra otros. Es todo muy inteligente, mientras nosotros nos entretenemos en odiarnos y despreciarnos, ellos hacen sus negociazos. Si fuera un tío te diría que las patrias me la sudan. Por otro lado, no me extraña que los catalanes quieran independizarse. Yo también quiero. ¡Ay! Quién pudiera irse a una isla lejana… Porque de España últimamente lo único que me gusta es el sol. Lo del sol a Bardita le ha recordado que es hora de echarse otra siesta. Bosteza y se marcha lentamente hacia sus dominios, donde el sol ilumina un espacio que es su trocito de gloria.
Mientras ella duerme, voy a repasar la carta a los Reyes, no me vaya a dejar fuera algo importante. Espero que a vosotros os traigan todo lo que deseéis. Os dejo con una canción de Solera, en honor a mi profe de canto, José María Guzmán. Por desgracia, la Señora Azul sigue por aquí.

Bardita, por mi parte, decirte que quiero que sigamos en las trincheras. Me temo que nos queda un 2013, un 2014, etc. en los que no debemos cejar de batallar y dar la cara en la calle. Ya sea con escritos firmados, manifestaciones, huelgas o cualquier otra acción que haga ver a nuestros gobernantes (al fin y al cabo elegidos por la mayoría de los que convivimos en este país) que necesitamos otro modelo de sociedad, a ser posible, mucho mas honesto, limpio y solidario que el que hasta ahora hemos tenido.
Muchos animos y, sobre todo, SALUD !! Manolo (un «barditiano» o «barditino», no sé …)
Por supuesto, barditiano (suena muy bien), seguiremos en las trincheras, no lo dudes. Hay que seguir luchando para recuperar lo que estamos perdiendo y lo que nos quieran quitar. Nos seguiremos viendo en las barricadas! Un besazo y como dices, mucha salud
Esther,eres única.Como siempre da gusto leerte,compi (porque,aunque seamos ex-compis tecnicamente,para mi siempre serás mi comp i 😉 ). A ver si saco tiempo y te doy otra excusa para tomar una cervecita.Jeje.
Un beso enorme guapa!!
Venga, busquemos esa excusa!
Estimada, llegue aqui de pura casualidad despues de leer un cuento suyo y una entrevista en una pagina literaria. Confieso que me encanto la letra del blog o como dicen por estas tierras ‘la muela de la autora’ . Y para no pasar desapercibido, aprovecho a felicitarla a Ud y de paso saludar las orejas filosofales de Bardita. Mucha suerte en el 2013!
B.
Gracias, Bernardo! Espero que te asomes mucho por aquí y que disfrutes de «las orejas filosofales de Bardita», eso me ha gustado. Te deseo lo mejor para este 2013