Mientras media España hace turismo, yo me entretengo juntando palabras. Me esfuerzo en retomar el hilo de los textos abandonados durante días. Llevo un par de semanas sufriendo la tortura de un herpes zóster, ese que llaman la culebrilla. ¡Menudo regalo de cumpleaños! Yo, como soy tan original, en lugar de tener una culebrilla, he dejado que me ataque una piraña. Ahí está, de ocupa, instalada bajo la piel, mordiendo sin piedad, degustando el nervio al que se ha amarrado, saboreando mis células. Me tiene dominada y asustada, como un torturador caprichoso e imprevisible. Intento no hacer ruido y estar relajada porque parece tener super poderes y ataca sin piedad al menor descuido.
- ¡Qué hartas nos tiene ese bicho! – dice Bardita mirando al techo. Está tumbada boca arriba en una de sus camas, junto a mis pies.
- Ya, pues no te quejarás, que hasta con las tripas fuera salimos de paseo. Además, mira qué cómoda estás, ahora mismo sólo te falta el daikiri.
- Déjate de daikiris – dice dándose la vuelta y mirándome con sus ojazos de perra inteligente – a mí dame mi merluza y todos tan contentos.
- ¡Qué cara tienes!
- No te digo yo que no. Pero no deberías quejarte tanto, hemos tenido la suerte de tener la campaña electoral para divertirnos. Si esto nos pilla en verano, menudo aburrimiento.
- En eso tienes razón.
Estamos asistiendo a la campaña electoral más asquerosa de la historia de nuestra democracia. Es casi ofensivo, un insulto a nuestra inteligencia; cada día nos enchufamos a las noticias para ver quién ha dicho la burrada más gorda, o qué nueva gracieta se les ocurre para generar más tensión y odio. Se ve que estos políticos de la nueva derecha no dan para más. Lo triste es que tienen votantes.
- A mí lo que tienes que aclararme – dice Bardita poniéndose en pie, creo que dispuesta a correr – es lo de si un sí es un sí, o un no es medio no, según el día, o si un silencio es equivalente a cuarto y mitad de sí…
- Mira, perrita, no me toques la moral… – me levanto y corro, riendo, tras ella, por el pasillo.
Menos mal que tenemos humor. Porque entre las procesiones y el herpes, menuda semanita… Aunque ya sabemos que no hay mal que cien años dure.
Pero hay que tener cuidado con el fascismo, es la peor piraña que puede colarse bajo nuestra piel, sobre todo este fascismo español de cojones y mamandurrias, de banderita y toreo, un fascismo con añoranzas franquistas, que como nos descuidemos nos devuelve a misa y a las mujeres, a la cocina. Eso quisieran. Por suerte, tenemos el voto en la mano. El 28 nos vemos en las urnas.
Espero que estéis pasando unas fiestas estupendas, y que las torrijas os sienten requetebién.
Felices lluvias.
