
LOS BUENOS MOMENTOS
Desde que Bardita se fue se me han caído por el fregadero las palabras para este blog. Sigo escribiendo, sin duda, es un vicio pegado a mi piel, una necesidad, casi diría una forma de ser. Para mí es difícil imaginar la vida sin la escritura. Aunque ahora es momento de cuidados y atenciones a mis mayores y tengo que decir que no gano para sustos y eso desgasta el corazón. Todo ha cambiado en un abrir y cerrar de ojos y cuesta mucho adaptarse a tanta ausencia. Ayer fue el cumpleaños de mi madre, cumplió noventa y uno, aunque ella no lo cree y no quiere que se sepa, de modo que os pido que me guardéis el secreto, no vaya a enterarse y se enfade porque es pequeñita, pero tiene mucho carácter. Los cumpleaños ya no se celebran con alegría en mi familia, desde luego no con la alegría de antes. Las fechas nos resultan cada vez más angustiosas y muchas se clavan en el alma. El calendario se ha convertido en un listado de pérdidas: el día en que murió mi hermana, el día en que murió mi cuñado, el día que tuve que decirle adiós a mi compañera peluda… Las fechas se alinean en una danza siniestra.
- Ya te estás poniendo moñas – diría Bardita si estuviera por aquí.
- Sí, peluche, es que sin ti no tengo freno. ¿No ves por qué no quiero escribir en el blog? Total, para contar penas…
La verdad es que últimamente me queda poco espacio para el lado luminoso de la vida. Lo intento, porque peleona soy un rato, pero cuesta. Lo que no ha cambiado nada es mi forma de entender el mundo y me asomo aterrada a las bravuconadas de la ultraderecha y a la indecencia corrupta y mentirosa del Partido Popular. Aunque lo que más me asusta es que tengan tantos votantes. Reconozco que desde las elecciones municipales salgo de casa mirando hacia los lados con un poco de mal rollo, temiendo que un comando de chalados se me eche encima en cualquier momento. Los resultados electorales de la Comunidad de Madrid son como para echarse a llorar, la verdad. Me pregunto si no habrán diluido algún psicotrópico en el agua que bebemos los madrileños. Mira que llevan años destrozando lo público y dedicados a sus negociazos a nuestra costa y la gente sigue votándoles. ¡Qué bien engañan! Claro que, teniendo a los medios de comunicación a su servicio, ya podrán. Menos mal que, al menos, en la Televisión Pública nos han salido algunos rebeldes que prefieren hacer su trabajo con dignidad.
Dignidades e indignidades aparte, hoy sólo pasaba por aquí para saludaros porque a pesar del desánimo, las palabras empujan y quieren salir, aunque tengan el tono azul de la tristeza. Pero que nadie se confunda, esta humilde escritora sigue escapándose del mundo real y se tira en brazos de los duendes de la imaginación para teclear, cuando se puede, algunas líneas. Una nueva novela va tomando forma y algún día, con suerte, verá la luz. Esa sí será una fecha que compartiré con alegría y llegado el momento os lo haré saber.
Otra fecha importante es la del próximo domingo, nos jugamos mucho, un modelo de país y de convivencia. Nos jugamos regresar a la caverna y el odio o seguir en el tren de la solidaridad, el feminismo y el progreso. Mi deseo es que la fecha del 23J no pase a la historia como el día en que España puso la democracia, nuestros derechos y la libertad en manos de una pandilla de fascistas.
El domingo hay que ir a votar.
Felices calores.
