El otoño es época de inicios, nostalgias y esfuerzos titánicos. Hay que recorrer caminos ya transitados, buscar otros nuevos y volver a escuchar la pesada llamada del despertador. -Bueno, bueno, menos lobos, Caperucita, tú de despertador no sabes mucho- dice Barda que, como siempre, no pierde ripio. Estamos en el salón, ella mordisquea un juguete de trapo y yo trato de escribir estas líneas mientras Queen nos alegra la mañana. -Mira, peluche, yo he vivido una larga vida de asalariada y tenía que poner dos despertadores, uno para ir haciéndome a la idea y otro, en el pasillo, para obligarme a saltar de la cama con ganas de pisotearlo. Ahora he alcanzado la libertad, pero ha costado lo suyo, no creas-. Bardita parece conforme con mi respuesta y continúa dándole al colmillo con energía. Pero en esta vida nada es lo que parece y con mi perra uno nunca puede dar una conversación por concluida. -Eso de la libertad me recuerda a estos chicos de Podemos y al lío este de los catalanes-. -Bardita, hoy no tengo tiempo para hablar de temas de actualidad. Otro día hablamos de Gallardón, de Podemos, de Cañete y de lo que tú quieras. A este paso te van a proponer para ocupar un sillón en el parlamento europeo: Asuntos caninos-. – Pues no creo que lo hiciera peor que muchos- dice bostezando. En un momento deja a un lado su juguete y se coloca en una cómoda una postura para echar una cabezada. -No me cabe ninguna duda, corazón-. Digo acariciando su pequeño cuerpo mientras veo que sus ojos se cierran lentamente.
Hoy asomo por aquí para invitaros a un segundo encuentro para hablar sobre “Hasta que regresemos a las estrellas”. En esta ocasión será en el pueblo que me da cobijo: Alcobendas. Nos vemos el próximo miércoles a las 19.30 en la Mediateca del Centro de Arte. Será un placer pasar un rato con vosotros. Nos vemos entre libros.
Feliz fin de semana